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San Agustín de Hipona fue uno de los Padres de la Iglesia Católica.
Agustín nació en el país de santo y hasta tuvo el tupé del obispo de la ciudad homónima. Sexo, drogas y alcohol le hicieron pelota el cerebro y claro, se terminó enamorando de la Biblia. Incluso llegó a asegurar que ella era mejor que cualquier puta del barrio.
El Monstruo de Espagueti Volador en persona se le apareció un día y le dijo que si no dejaba de acabar en la Biblia se le iba a pudrir todo, así que parece ser que como no se podía aguantar y le tenía terrible cagazo al infierno, se cortó las manos. Pensó en cortarse los huevos, pero desistió ante la idea de que le podrían llegar a ser útiles en algún momento.
Antes de llegar a la maniqueísmo, en donde aprendió las 1001 maneras de usar las manos en en sexo, y por el estoicismo. Pero las influencias intelectuales que realmente aportaron algo útil, fueron Platón y Plutón, pero por sobre todo, Calientapollas, sabia sacerdotiza griega que ha dado nombre a gran cantidad de mujeres que hoy en día pretenden iniciarse en sus misterios.
Su muerte se produjo alrededor del año 410 d.C., cuando, queriendo violadores y pajeros.
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